El vino que acerca, templa y motoriza
En la Fiesta del Vino de la Costa, se podrá ver el trabajo que se realiza desde hace quince años.
Detrás de todo lo que hacemos hay historias de vida. Historias que nos remontan a nuestros orígenes, a los procesos migratorios de principios y mediados del siglo XX. Épocas donde italianos, españoles y portugueses emigraron para poblar nuestras tierras, habitarlas y volverlas, un poco, parecidas a las suyas. La migración como un horizonte de lo posible, es una de las ideas que desde hace quince años motoriza a los actores de la Cooperativa del Vino de la Costa de Berisso. Son, en muchos casos, esos nietos los que al vincularse al proyecto empezaron a revivir o despertar esa historia que tenían dormida, a recordar sus raíces – del latín recordari en donde re quiere decir de nuevo, y cordis corazón.- Es el vino lo que acerca, templa y motoriza.
El inicio de los tiempos
La elaboración del vino de la costa se inició en Berisso aproximadamente en el año 1914, como una actividad para el autoconsumo de la colectividad inmigrante. Luego entre el ‘35 y el ‘55, la producción fue adquiriendo un tinte comercial, pues fue en ésta época que el contexto social, económico y político contribuyó a la expansión de la actividad.
Hacia el ‘58 la producción empezó a reducirse de manera notable pasó de 10.000 hl. a 4.000 hl. Hasta la década del 60 el vino de la costa era un producto de consumo netamente popular en la zona productora y aún en las barriadas más populares de Buenos Aires y zonas aledañas.
En la década del ‘70, al igual que en todo el país, en Berisso también se hizo carne la crisis social, política, económica y cultural. La producción vitivinícola, continuó mermando y en consecuencia las instalaciones de procesamiento y almacenaje del vino también se comenzaron a deteriorar.
La caída en el consumo, la baja del capital disponible y los decrecientes niveles productivos sumieron a la vitivinicultura costera en una situación de profunda crisis, que en los ‘80 no mejoró. Sin embargo, algunos productores continuaron elaborando pequeñas cantidades de vino, que era consumido localmente en las mismas explotaciones y que siguió con su tendencia decreciente hasta llegar a la situación de casi desaparición en 1998 con apenas 6.000 litros anuales y alrededor de 6 has. implantadas. Fue el saber hacer de los productores lo que mantuvo la producción de los viñedos.
El vino de la costa y el aporte de la Universidad Nacional de La Plata
Es en 1999 cuando el proceso de producción toma un giro radical, los productores comienzan tímidamente a re-implantar viñedos y la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UNLP, inicia acciones de desarrollo en el territorio y empieza a colaborar a partir de proyectos de extensión e investigación aplicada. El primer indicador del trabajo conjunto fue el incremento de la superficie implantada de uva Isabella (en diez años se alcanzaron a implantar un total de 20 Has), se inicia el proceso de revalorización del vino de la costa, que da otro fruto: la conformación de la Cooperativa de la Costa de Berisso Ltda. en junio de 2003.
Se suma el Municipio de Berisso en el año 2004 y en conjunto se logra crear la Primera Fiesta del Vino de la Costa de Berisso que año a año multiplica la afluencia de visitantes (en 2016 se calculó que hubo 100.000 personas). Posteriormente a partir del año 2005 se incorpora la Facultad de Ciencias Exactas a través del Centro de Investigación y Desarrollo en Fermentaciones Industriales (CINDEFI) y la cátedra de Bioindustrias Alimentarias. Se forma junto a los productores, docentes, estudiantes e investigadores un equipo de trabajo interdisciplinario. El cual se sostiene en la actualidad, lo que permitió mejoras en los vinos y fermentados de ciruela. En el 2009 se inaugura la bodega colectiva construida con aportes de programas estatales y la Cooperación Española y con una capacidad de 40.000 litros de producción anual.
Los volúmenes de producción (2013), de acuerdo a la Cooperativa de la costa de Berisso, ascendieron aproximadamente a 77.000 kg. de los cuales el 63% se vinificó y el 37 % se vendió en fresco. Esta posibilidad que brinda la uva Isabella, en su doble carácter de vinificable y de venta para uva de mesa, permite flexibilizar la estrategia de los productores ante cambios en el contexto socio-económico.
Los resultados sin embargo han excedido el ámbito local, en junio del 2013 el INV (Instituto Nacional de Vitivinicultura), mediante la resolución Nº23/13, reconoció al vino de la Costa de Berisso como vino regional al considerarlo como un “producto regional típico, con identidad propia”, y lo destaca como “alternativa de desarrollo para la población local generadora de fuentes de trabajo”, logro que enorgullece a viñateros, municipio y universidad.
El vino de la costa y el sueño de una “nueva agronomía”
Los sueños forman parte de las personas. Esta historia recupera convicciones de un conjunto de universitarios y viñateros que lograron volver a escribir una página en la historia de un producto local. ¿Pero qué encierra esta historia y qué significa para la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales?
Por ello recuperamos las sensaciones en palabras de una de las integrantes del proyecto “abrí los ojos y suspiré mirando la foto de la última Fiesta del Vino de la Costa. Estaba con todas aquellas personas a las que decidí acompañar, en esta forma de seguir apegándonos a los rituales, a los que adherí en los últimos años. Volví a sentir la misma ilusión qué cuando era estudiante y fui a una pasantía en una Cooperativa de la Patagonia; compartiendo el asado y el vino al finalizar la jornada de trabajo, las risas cómplices, las discusiones sin final. Hoy mientras pienso en el contexto de retracción del Estado, con una nueva coyuntura económica que genera adversidades para sostener la producción de uva y vino…me pregunto si todos estos años de trabajo conjunto para recuperar el vino de la costa habrán servido para algo. Volví a mirar la foto y pensé en que el trayecto recorrido transformó para siempre nuestras subjetividades, las ilusiones y las experiencias colectivas desafiaron a la agronomía convencional y demostraron que se puede construir un proyecto alternativo de producción y de vida. Y sí…, todas aquellas personas que crean que el vino de la costa de Berisso se rinde fácilmente, es porque nunca se atrevieron a internarse en el monte ribereño y beber un trago de este vino rústico que raspa la garganta y nos cuenta historias de prosperidad, donde los sueños compartidos fantasmean entre las parras”.
FOTOGRAFÍAS GENTILEZA DE COOP. VINO DE LA COSTA DE BERISSO